¡Buenos días, viajeros espaciales!
Vengo hoy con una entrada especial. ¿Por qué? Porque va a ser la primera vez que hago una reseña de una relectura. ¿Cómo lo haré? Plasmando mis pensamientos actualizados al tiempo que dejo la entrada original, escrita en marzo de 2012 (madre del amor hermoso lo que ha llovido). No voy a reescribir una entrada entera porque soy de los que piensa que no hay que avergonzarse del pasado, y aunque se nota que la original la escribí hace mucho tiempo, sigo estando orgulloso de ella. Así que, al lío.
EL PLACER DE LA RELECTURA
Sí, soy de los que gusta de releer libros. Lo hago sobre todo por mi mente, que tiene un módulo de memoria en bits, y que hace que releer sea lo mismo que redescubrir. Así, puedo disfrutar doblemente de una obra. ¡Todo ventajas! Claro que sí… ¿De qué estaba hablando? Ah, sí. El Nombre del Viento, de Patrick Rothfuss. ¿Qué tengo que añadir? Nada. Más bien, tengo que reiterar.
El Nombre del Viento sigue siendo una bestialidad de la literatura. Tiene una de las prosas más precisas y agradables de leer que me he encontrado nunca, cuenta una historia creíble en un mundo de fantasía y, si se destripa desde el punto de vista de escritor, se pueden descubrir muchos trucos que te servirán para tus obras.
Porque El Nombre del Viento es algo más que una novela de fantasía. Es una obra magna de la literatura, y sólo (sí, RAE, pongo la tilde) si eres un cenutrio puedes no leerlo porque a mí no me gusta la fantasía. Una delicia esta novela, que volveré a leer muy pronto, y que me hizo querer descubrir cómo demonios se podía escribir literatura de aquella manera.
Y sin más, dejo la entrada original para el que quiera una reseña más extensa, primigenia y, en cierto sentido, ingenua por el tiempo pasado, aunque no por ello desacertada. ¡Y feliz lectura!
https://juanjelopezponeletras.com/2012/03/21/el-nombre-del-viento-de-patrick-rothfuss/
Juanje López Poneletras 
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